El legado de Eugene Atget
«Atget será recordado como un urbanista historiador, un verdadero romántico, un amante de París, un Balzac de la cámara, cuya labor se pueden tejer un gran tapiz de la civilización francesa»
Berenice Abbott
Como fotógrafa concuerdo con cada palabra que dice Berenice Abbott, sobre todo en que heredó un gran tapiz de la civilización francesa; sin embargo, deberíamos agregarle que su legado documental dejó una plataforma abierta para cualquiera que quiera seguir sus pasos no importando en qué ciudad del mundo se esté.
Si queremos hablar de los inicios de la fotografía callejera o street photography, tenemos que hablar de uno de los grandes pioneros, el francés Eugene Atget, considerado el padre de la fotografía documental.
Como persona Atget fue un actor fracasado y frustrado en París. Provenía de Libourne Francia y era de esas personas a las que no les importa usar ropa vieja y fea. Atget prácticamente vivía en la miseria.
Su trabajo como fotógrafo se remota a finales de la década de los años ochenta; precisamente en esa década en donde la fotografía empezó a experimentar una expansión sin precedentes tanto en los campos documentales y comerciales, como en el amateur. Hizo de la fotografía su negocio. Atget comenzó vendiendo fotografías de paisajes, flores, etcétera. No fue sino hasta 1897 que Atget inició su gran proyecto llamado el «El Arte del Viejo Paris» que continuó por el resto de su vida. Este trabajo lo proyectó como uno de los grandes fotógrafos franceses documentales y de calle de la época, pero la ironía fue que después de fallecido –como muchos otros artistas– su trabajo fue mayormente reconocido.
Muchos se preguntarán por qué su trabajo de «El Arte del Viejo Paris» fue tan transcendental. Bueno, porque es uno de los pocos registros con los que se cuenta en los que se muestra cómo era el París Medieval de antes de la restructuración, destrucción y el nacimiento del nuevo París con una arquitectura radicalmente opuesta y realizada por Napoleón III. Este nuevo Paris es el que actualmente conocemos.
Napoleón III soñaba con modernizar París: tener avenidas amplias, una ciudad más higiénica y con una arquitectura de vanguardia para la época. En cambio el viejo París era una ciudad no planeada, sobrepoblada, insalubre en la que sus residentes echaban a la calle desechos del día a día. Las calles eran muy angostas que servían para poner barricadas por parte de los radicales para evitar que la policía entrara a ciertos sectores de la ciudad. Con el nuevo París, toda esta problemática dejaría de existir.
El legado de Atget, además de las fotografías de la arquitectura, tomó muchas sobre la vida cotidiana de la capital francesa, desde los barrios más exclusivos hasta los más bajos, dejando en su archivo más de 8,000 placas fotográficas.
Un buen día, Atget conoció a un par de fotógrafos americanos (Man Rae y Berenice Abbott) quienes se interesaron en su trabajo. Pero fue hasta que falleció, que Berenice Abbott se convirtió en la principal vocera de su legado en los Estados Unidos y a nivel mundial.
Tras la muerte de Eugéne Atget, Abbott reunió todas sus placas fotográficas y negativos, quedando gran parte del preciado archivo bajo la custodia de la fotógrafa, hasta que en 1968 cedió la colección al Museo de Arte Moderno de Nueva York.